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POESIA Y RELATOS

La cabaña

Lejos en la cabaña humeaba un humo grisáceo, entre los árboles de un bosque perdido y único, dentro una chimenea crepitaba con llamas danzantes de rojo fuego, había calidez y sin embargo hacia un frío tremendo, que helaba los huesos. Y si alguien alguna vez se acercaba y veía tras sus ventanas no podía estarse en pie, nunca alguien dijo lo que veía detrás, solo se quedaban en silencio y a nadie se lo compartían. Era como ver al fondo de un mar profundo en donde una vez que se nada ya no se puede salir. Esa era una cabaña muy peculiar donde se decía vivía un personaje algo extraño: una chica joven y sombría. Nadie aseguraba haberla visto pero nadie negaba su existencia.

El sol caía una tarde con el susurro de algunas hojas secas y en la cabaña el humo de la chimenea comenzaba a subir al sol que se escondía, el sonido de los grillos perturbaban la noche joven y un niño curioso se internaba en los lindes de aquel bosque al que pocos se acercaban, no por miedos sino porque a pocos les gusta lo desconocido. Pero allá iba el niño, niño digo, pero era un chico en lo más vigoroso de sus años, es decir, a los irresponsables 23 años, cuando se piensa tener todo. El joven caminaba sigiloso e inocente (aún) cuando vislumbró aquella cabaña oscura. Se acercó a la puerta y valientemente llamó. Las puertas rechinaron y para su asombro se abrieron de par en par, habían pasado tanto tiempo cerradas porque nadie había llamado, solo se contentaban por fisgonear, y solo un destello de lo que dentro se escondía alumbraba por entre las cortinas, pero el joven entró emocionado queriendo ver de que se trataba. Una chica, joven también, estaba del otro lado de la sala, hacía frío a pesar de la hoguera y todo alrededor era azul o rojo, la chica tenía mirada profunda y una expresión de ángel en la mirada, sin embargo rió, se podría decir que malvadamente, y las pupilas escondían un brillo avieso. El joven rió también, con un extraño sentimiento que le recorría el cuerpo. ¿Porqué nadie se había atrevido a visitar a tan enigmática persona?

Y una vez dentro quedó prisionero de la cabaña, nadie supo que veía o que escuchaba, solo lo veían regresar con una mirada perdida y el corazón latiendo rápidamente. ¿Qué pasaba detrás de esas puertas? Nadie lo supo, solo se sabe que pedía a súplicas que lo dejaran ir, que esperaba la llegada del crepúsculo desesperadamente y moría al regresar, agotado de sus jóvenes sentidos. ¡Oh la cabaña! Repetía, y nunca más fue el mismo. Existe una cabaña pérdida al que casi nadie a visitado, donde algo extraño espera dentro y quién lo conoce guarda unos silenciosos recuerdos, la cabaña son mis pensamientos y yo, también vivo allí.

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