La playa
A la mañana,
volvió al mar por el camino de los médanos
tratando de seguir las huellas del día anterior,
bajó a la playa y la encontró lisa,
la marea había tensado la arena como sábanas.
Pensó con fastidio,
que las olas limpiaban la playa eternamente
con la certeza infalible y cruel,
de que enseguida otros seres dejarían tras sí
nuevos rastros.
Con paso lento,
caminó largo tiempo porfiando en recuperar
la mano tíbia y húmeda,
y la impresión del flanco ardiente que ayer buscaba
cobijo bajo su brazo derecho.
Al medio día,
volvió desandando el sendero de las dunas,
en su mano derecha llevaba apretado un caracol.
volvió al mar por el camino de los médanos
tratando de seguir las huellas del día anterior,
bajó a la playa y la encontró lisa,
la marea había tensado la arena como sábanas.
Pensó con fastidio,
que las olas limpiaban la playa eternamente
con la certeza infalible y cruel,
de que enseguida otros seres dejarían tras sí
nuevos rastros.
Con paso lento,
caminó largo tiempo porfiando en recuperar
la mano tíbia y húmeda,
y la impresión del flanco ardiente que ayer buscaba
cobijo bajo su brazo derecho.
Al medio día,
volvió desandando el sendero de las dunas,
en su mano derecha llevaba apretado un caracol.
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