Él y yo
Plumón de nido nivel de luna
Salud del oro, guitarra abierta
Final del viaje donde una isla
Sobrehabitada y olvidada
donde solo queda tierra.
Este ha sido el resultado viejo pardo,
Hoy te hablo y me escuchas,
te relato al fin
el triste resultado de un país,
que se alejo del camino de la guerra
de los sueños y de mi que
Solo soy poeta a destiempo.
Si nuevo amigo es aquel país
del que escribiste en un pasado
Distante y cercano,
del que te esperanzaste,
al que cantaste
Pero también es la historia de un pueblo curtido en la vida
Con los ojos llenos de esperanzas ,
de hombres y mujeres
Dispuestos a descifrar
los misterios del mercado
y darle la vuelta a las adversidades
y convertirlas en un alijo de paz,
la paz de los amantes, La paz de la madre,
la paz del progreso.
Pueblo de trabajo y de sueños,
pueblo de esperanzas
Que cruzan el horizonte,
trascienden las leyes de la gravedad,
De la oferta y la demanda
y de la inminente necesidad de un dólar
Si de un dólar arrogante,
que minimiza el peso de Duarte,
pero que es usado e ignorado en el trafico de la paz.
Pueblo inverosímil querido Pedro,
donde el trabajo y las canciones brotan
y se derraman y crujen como una vena rota,
donde el día ya no tiene triunfo
porque se ha hermanado de la noche
donde un simple hombre sale a luchar
con los retuercanos de una acompañada soledad.
Pero entonces?
como es posible?
quien ha dicho que en la dulce salud
Del trabajo el resultado sabe al amargo del fracaso?,
esa es la canción,
Procedente de la oscuridad del alba,
producto de ningún viaje vengo a
Hablar de una traición,
no me des tiempo solo dadme coraje
para decir la canción De mi padre.
La canción de los traidores, de los ladrones y las cavernas,
la canción De la opulenta de riqueza de miseria,
la canción de los encantadores de serpientes
De los multicolores comerciantes de la fe.
Pero también la canción del silencio
De la indiferente comodidad consumista
De la simple irresponsabilidad excusada
De la sencilla cobardía de mirar en otros ojos
La culpabilidad
La Culpabilidad! Los Culpables!
¡OH! padre, esta canción no seria canción
Sino mencionase al menos a uno de estos
A uno de ellos o a uno de aquellos.
Recorro las calles buscando unos ojos que me lo señalen
Pregunto al niño bisoño
recién enrolado a pedigüeño,
me acerco al triste anciano derrotado
Esperando a su amante muerte,
Cuando el espejo brillante y definitivo
Me señala con su irrevocable verdad.
¡yo también soy culpable!,
Yo
a quien cincuenta años antes
tu definiste, tu mencionaste
Yo simple niebla y silencio,
pura placa y silencio.
El día despierta de su cama de noche
y la canción me delata, me acusa
Y me lleva al patíbulo donde recibiré el peso infinito de los pueblos
Me asusto,
busco en las caras una mirada
un desliz para buscar a otro culpable
Entonces te recuerdo antiguo maestro
y asumo la condena de mi silencio.
El peso de los pueblos cae sobre mi,
me dobla
hace crujir mis huesos
En una fractura insospechable,
hace una pasta de mi sangre,
Me convierte en una masa amorfa,
perfecta antagonía de una
Imagen humana,
creo que desapareceré,
pido al divino hacedor que detenga mi infinito dolor ,
pero el peso de los pueblos,
no es un peso,
del dolor de la aceptación me rehace,
licua nuevamente mi sangre,
devuelve forma a mi esqueleto,
y quedo
Como un hombre que ya no es silencio.
He aquí la canción de un pueblo traicionado
Por otros y por si mismo
Traicionado por falsas esperanzas y retórica de la cara
Pero a la vez traicionado por su silencio, y por su decisión.
Como tu esperabas de la sierra o de la ciudad
vendrá algún rumor
Iluminado y nos dará proyectos,
esperanzas nuevas y volveremos a ser
Un país en el mismo trayecto del sol, con tierras
y sin guerras
viviendo en nuestra inmensa
y constructiva paz,
pero ya sin olvido.
Salud del oro, guitarra abierta
Final del viaje donde una isla
Sobrehabitada y olvidada
donde solo queda tierra.
Este ha sido el resultado viejo pardo,
Hoy te hablo y me escuchas,
te relato al fin
el triste resultado de un país,
que se alejo del camino de la guerra
de los sueños y de mi que
Solo soy poeta a destiempo.
Si nuevo amigo es aquel país
del que escribiste en un pasado
Distante y cercano,
del que te esperanzaste,
al que cantaste
Pero también es la historia de un pueblo curtido en la vida
Con los ojos llenos de esperanzas ,
de hombres y mujeres
Dispuestos a descifrar
los misterios del mercado
y darle la vuelta a las adversidades
y convertirlas en un alijo de paz,
la paz de los amantes, La paz de la madre,
la paz del progreso.
Pueblo de trabajo y de sueños,
pueblo de esperanzas
Que cruzan el horizonte,
trascienden las leyes de la gravedad,
De la oferta y la demanda
y de la inminente necesidad de un dólar
Si de un dólar arrogante,
que minimiza el peso de Duarte,
pero que es usado e ignorado en el trafico de la paz.
Pueblo inverosímil querido Pedro,
donde el trabajo y las canciones brotan
y se derraman y crujen como una vena rota,
donde el día ya no tiene triunfo
porque se ha hermanado de la noche
donde un simple hombre sale a luchar
con los retuercanos de una acompañada soledad.
Pero entonces?
como es posible?
quien ha dicho que en la dulce salud
Del trabajo el resultado sabe al amargo del fracaso?,
esa es la canción,
Procedente de la oscuridad del alba,
producto de ningún viaje vengo a
Hablar de una traición,
no me des tiempo solo dadme coraje
para decir la canción De mi padre.
La canción de los traidores, de los ladrones y las cavernas,
la canción De la opulenta de riqueza de miseria,
la canción de los encantadores de serpientes
De los multicolores comerciantes de la fe.
Pero también la canción del silencio
De la indiferente comodidad consumista
De la simple irresponsabilidad excusada
De la sencilla cobardía de mirar en otros ojos
La culpabilidad
La Culpabilidad! Los Culpables!
¡OH! padre, esta canción no seria canción
Sino mencionase al menos a uno de estos
A uno de ellos o a uno de aquellos.
Recorro las calles buscando unos ojos que me lo señalen
Pregunto al niño bisoño
recién enrolado a pedigüeño,
me acerco al triste anciano derrotado
Esperando a su amante muerte,
Cuando el espejo brillante y definitivo
Me señala con su irrevocable verdad.
¡yo también soy culpable!,
Yo
a quien cincuenta años antes
tu definiste, tu mencionaste
Yo simple niebla y silencio,
pura placa y silencio.
El día despierta de su cama de noche
y la canción me delata, me acusa
Y me lleva al patíbulo donde recibiré el peso infinito de los pueblos
Me asusto,
busco en las caras una mirada
un desliz para buscar a otro culpable
Entonces te recuerdo antiguo maestro
y asumo la condena de mi silencio.
El peso de los pueblos cae sobre mi,
me dobla
hace crujir mis huesos
En una fractura insospechable,
hace una pasta de mi sangre,
Me convierte en una masa amorfa,
perfecta antagonía de una
Imagen humana,
creo que desapareceré,
pido al divino hacedor que detenga mi infinito dolor ,
pero el peso de los pueblos,
no es un peso,
del dolor de la aceptación me rehace,
licua nuevamente mi sangre,
devuelve forma a mi esqueleto,
y quedo
Como un hombre que ya no es silencio.
He aquí la canción de un pueblo traicionado
Por otros y por si mismo
Traicionado por falsas esperanzas y retórica de la cara
Pero a la vez traicionado por su silencio, y por su decisión.
Como tu esperabas de la sierra o de la ciudad
vendrá algún rumor
Iluminado y nos dará proyectos,
esperanzas nuevas y volveremos a ser
Un país en el mismo trayecto del sol, con tierras
y sin guerras
viviendo en nuestra inmensa
y constructiva paz,
pero ya sin olvido.
3 comentarios
Anónimo -
Anónimo -
Raul -